El 5 de septiembre de 2012, un sismo de magnitud 7.6 afectó a 90 centros educativos en Guanacaste, incluido el Colegio Brasilito. Para entonces más de 200 niños se quedaron sin un Centro Educativo adecuado para recibir lecciones. 10 años después la comunidad seguía esperando la intervención del Ministerio de Educación Pública (MEP).
Muchos padres optaron por matricular a sus hijos en escuelas de comunidades cercanas pero para otros esta no era una opción, ya sea por los costos de transporte o porque no había más espacios disponibles en otros centros educativos.
Una madre nos cuenta su historia para que entendamos un poco mejor lo que vivieron estas familias:
Fue un evento muy grande y la escuela se vio muy afectada por el terremoto. Los niños entonces estaban en carpas recibiendo clases al aire libre. Derribaron la vieja estructura de la escuela y el salón de clases de kínder. Un grupo de padres de familia de la comunidad vieron la necesidad de que los niños por lo menos estuvieran en un área protegida con paredes y techo y fallaron una denuncia ante el Ministerio de Salud y como resultado les dieron permiso para usar el Salón Comunitario, que aún no había con la ayuda de un inversionista privado lograron terminar el lugar para que los niños tuvieran un espacio para recibir sus lecciones, de manera provisional, en teoría, mientras se construía la nueva escuela, en 2015 los niños ya estaban en el Salón Comunitario y no se vio ninguna acción por parte del MEP. La comunidad organizó una manifestación bloqueando las calles. No pasó nada".Ella continúa contándonos su historia: Mi hijo estaba en primer grado y después del terremoto no dejaba de preguntarme cuándo iba a volver a la escuela. La escuela nunca volvió para él. Se graduó de sexto grado sin su escuela. Si bien es cierto el Salón Comunitario era un mejor espacio para recibir las clases, no era un lugar ideal por el ruido de los vehículos, es un área muy abierta sin paredes y había muchos grupos recibiendo clases al mismo tiempo. tiempo. Había muchas distracciones. A los niños les costaba concentrarse y los maestros estaban roncos de tanto gritar. Pasó el tiempo y en el 2020 vino la pandemia. Esto fue lo peor que nos pudo pasar. Ya no había clases. La escuela repartió guías impresas para que los estudiantes las entregaran. Muchos niños ni siquiera las hicieron. Había muchas familias sin acceso a internet ni dispositivos móviles que les permitieran conectarse a las clases en línea. Todo el 2020 fue muy complicado. para mi familia porque tenía dos hijos en el sistema educativo y solo un celular con paquete prepago, el cual se agotaba muy rápido, a veces se me acababa el saldo en medio de una clase. También tuve que elegir a cuál de mis dos hijos dejaría recibir la clase porque los dos tenían que conectarse al mismo tiempo. A mi hija, que necesita un apoyo especial, le resultó muy difícil recibir clases en línea, especialmente con matemáticas. Por lo menos en mi casa teníamos acceso a internet, pero yo siempre pensaba en las otras familias que no tenían celular y esos niños sin saber leer ni escribir y ya en grados superiores. Fue un revés muy grande. Mi hija se graduó de la escuela primaria sin saber lo que era tener un salón de clases. Ella experimentó lo que era estar en un Centro Educativo formal hasta que ingresó a la escuela secundaria.”
Esta es solo la historia de un padre, al igual que muchos otros tuvieron diferentes escenarios familiares y luchas a lo largo de todo este tiempo que fueron realmente complejos. El resultado de esto son niños con bajos antecedentes académicos y ahora están teniendo dificultades en muchas materias, especialmente Matemáticas, Lectura e Inglés o ya abandonaron la escuela. El escenario es mejor ya que reabrieron la escuela primaria este año pero hay mucho trabajo por hacer con esos niños que todavía están atrasados académicamente.
Esta es la razón por la que decidimos traer ACCAI a Brasilito. Todos los sábados de 8 am a 1:30 pm traemos tutores de matemáticas, física e inglés, talleres de tutoría y, con la ayuda de voluntarios, los jóvenes reciben pickleball durante más de una hora. También se brindan refrigerios y almuerzos todos los sábados con la ayuda de muchos voluntarios que amablemente nos donan la comida. Hemos estado ejecutando el programa durante 10 semanas y podemos ver cómo los adolescentes están desarrollando vínculos con compañeros positivos que son tan importantes para el desarrollo de su salud psicológica y su vida social. Brindamos un espacio de comunicación abierto y frecuente con respeto, sentimientos de calidez, cuidado y cercanía, disponibilidad de orientación de apoyo y capacidad de respuesta de todas las personas involucradas en este programa. Como seguimos diciendo, nuestro objetivo es mantener a los jóvenes en riesgo de Brasilito en las aulas y no en las calles, que se involucren en nuestro programa con actividades dinámicas y que terminen el año escolar con éxito.Actualmente estamos buscando patrocinadores que estén dispuestos a ayudarnos a alcanzar esta meta y continuar con nuestra misión. Los patrocinadores son muy importantes para que nuestra oportunidad de enriquecimiento comunitario continúe. Por favor considere donar a ACCAI. ¡Gracias de antemano por considerar unirse a nosotros en esta gran misión para ayudar a nuestros jóvenes a tener un futuro mejor!Podemos trabajar juntos para marcar la diferencia.
¡Porque somos una comunidad que se preocupa!
Atentamente,
Karen y Erika
